Como tantos otros, este puesto ya ha visto pasar a dos generaciones, y la propia Edurne lleva 35 años viniendo a la feria, ahora acompañada de su hija. En la huerta trabaja con su marido, tanto fuera como en el pequeño invernadero que acaban de preparar. Dice que tiene clientes fijos que le vienen a comprar productos concretos y se esfuerza por darles lo mejor de lo que tiene. En su opinión, a la gente le gusta más el tomate, el guisante, pero también las vainas.