En cada colmena o caja pueden llegar a tener hasta 60.000 abejas. Teniendo en cuenta que en este txoko de Bedaio hay alrededor de 50 cajas… ¡estuvimos rodeados de 3 millones de abejas! Eso sí, estaban txintxo-txintxo en sus cajas 😊 Pudimos aprender a distinguir entre 3 variedades de abejas:

• La abeja reina: es la ‘madre’ de la colmena; hembra. Vivirá entre 3 y 4 años, y su función será fecundar y poner huevos, para dar vida a las abejas. No saldrá de la colmena más que para la fecundación (se le llama vuelo nupcial). Se alimentará durante 5 días sólo de jalea real (esto es lo que lo hará reina). Siempre-siempre-siempre habrá una abeja reina en cada colmena o caja: si alguna vez le pasa algo y falta en su colmena, las abejas obreras crearán otra abeja reina. Será en el momento en el que la abeja reina pone los huevos, cuando se sepa qué abeja nacerá: si es un huevo fecundado nacerá una hembra (abeja reina o abeja obrera), sin embargo, si es un huevo sin fecundar, nacerá un macho (un zángano).  

• Zángano: es el ‘padre’ de la colmena, macho. Sabremos desde el principio que esa abeja es un zángano, ya que su celda de la colmena será más grande que la de las obejas obreras. Su única función es fecundar a la hembra: no saldrá a por polen de la colmena. Sólo comerá y mantendrá el calor de la colmena. Después de fecundar, el zángano muere. 

• Abeja obrera: son las ‘hijas’ de la colmena, las trabajadoras. Todas son hembras, aunque su aparato reproductivo no será funcional. Todas tendrán la misma madre, pero pueden tener diferentes padres. Vivirán alrededor de 40 días (según la temporada), y pasarán la primera fase de su vida limpiando y organizando sus celdas y colmenas. Los primeros 3 días se alimentarán de jalea real; después, de pan de abeja (una mezcla de polen y miel). En su segunda fase de vida comenzarán a salir de la colmena a por polen y néctar. Son imprescindibles para la polinización en nuestro entorno.

Para la recolecta de miel las abejas trabajadoras salen de sus cajas, atraídas por el néctar de las flores y los árboles frutales. Cuando cogen ese néctar, también recolectan polen en sus patas. Después irán soltando este polen (de aquí la polinización y la fecundación de más flores). Este dato es muy curioso: cuando las abejas encuentran néctar, les informan de la ubicación exacta de la flor a las demás abejas, mediante un baile (dándoles un tipo de coordenadas).

Una vez recogido el néctar, las abejas vuelven a su colmena para recopilarlo ahí. El néctar está compuesto por un 80% de agua y un 20% de azúcar; las abejas, ahora tendrán que secar o quitar la humedad de este líquido dulce para convertirlo en miel; el cual está compuesto por un 80% de azúcar y un 20% de agua (lo opuesto, vamos). 

Además de miel, podemos obtener más productos de las abejas; según qué producto quiera el apicultor, deberá de trabajar de una manera u otra; con una caja u otra. El propóleo, por ejemplo, viene de la resina de los árboles que recogen las abejas, la cual utilizan para tapar posibles agujeros de la colmena. Los apicultores lo recogerán y lo mezclarán después para nuestro consumo. 

Y llegó el momento de la degustación

Para terminar la visita, dejamos los nervios atrás y endulzamos nuestra charla: era el momento de probar, además de la miel, los productos producidos por las abejas y procesados por Mattin e Inaxio: propóleo, jalea real, polen, praliné, crema de cacao, … también vimos velas y productos de cosmética.

Son productos que podrás encontrar en varias mesas de nuestro mercado los sábados por la mañana! Mientras, si te interesa más este tema puedes seguir a estos jóvenes en Instagram (@balerdipeko) y animarte a sus visitas guiadas.

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