1. El caserío es cultura y sabiduría
La importancia de los caseríos en la sociedad vasca nos podría dar no para un artículo, sino para toda una tesis doctoral. Pero a resumidas cuentas, han sido instituciones familiares y de cohesión social, donde se han guardado infinidad de costumbres locales, siempre desde el respeto a la madre naturaleza. El amplio conocimiento sobre cómo trabajar la tierra es otro tesoro que ha sabido guardarse y transmitirse de generación en generación.
2. Economía local
Sí, el primer sector también genera riqueza y empleo. Y no solo directo: un mercado fuerte, no solo refuerza a los caseríos y productores. Y es que cuanto más producto local se consuma, menor será el producto que se deberá importar. Y la sostenibilidad de este modelo no es ya sólo económico, también ecológico.
3. Cuidado del entorno
¿Acaso pensamos que nuestro entorno se mantiene tan bello porque sí? Hay gente, familias enteras, volcadas en el cuidado de nuestros pastos y bosques. Los cultivos o la crianza de animales, ayudan en esta labor. Y para que se sostenga en el tiempo, es necesaria la rentabilidad del trabajo de estos caseríos.
4. Variedades y razas autóctonas
Cuando hablamos del producto local, no necesariamente lo decimos porque se haya producido aquí. Sino también porque los caseríos de la zona preservan semillas de variedades concretas o crían animales de determinadas razas que únicamente se producen a escala local. Puede ser el caso de la piparra de Ibarra, por ejemplo. O las muchas variedades de manzana: Manttoni, Gabiri, Saltxipi, Txalaka, Moko, Mokote… de no ser por el consumo local –donde tienen gran parte las sidrerías– muchas variedades locales podrían no existir. También ocurre con las razas de animales: el Euskal Txerri, la oveja latxa y el queso, o las vacas terreñas.
5. Riqueza lingüística
Hay infinidad de palabras, la mayoría de ellas en desuso y vías de desaparición, alrededor del caserío, el sector primario y el mercado. Alguna vez hemos recogido estos términos, en el denominado ‘Diccionario del Mercado’, con el objetivo de preservar esta riqueza. Estos ejemplos dan buena muestra de que el euskera ha adoptado muchas de sus palabras desde la estrecha relación que guarda con el respeto a la tierra. ¿Nos ayudas a completar este diccionario? Si conoces alguna otra palabra, envíanosla.
Y, cómo no, lo que genera un día de Mercado en el pueblo:
6. Todo gira en torno al Mercado
Un sábado en Tolosa es gente, es ambiente. Y, eso, en términos tanto sociales como económicos tiene su consecuencia: reúne gente en bares y restaurantes de la zona; atrae a gente de otros lugares; activa las compras en el comercio local. ¿Qué sería de las calles de nuestro pueblo sin el mercado?
Y en este punto llega lo que siempre es importante recordar: un mercado vivo, es dotar de vida y futuro a una sociedad.