Durante todo el año podemos encontrar varios tipos de quesos en el Tinglado. Pero, desde la semana pasada, comienzan a asomarse los primeros quesos nuevos.
Y es que el queso también entiende de temporadas: en noviembre comienzan a nacer los primeros corderos, que aproximadamente se amamantan durante el primer mes. Pasados esos días se siguen ordeñando las ovejas, y con esa leche se elabora el queso que tanto nos deleita.
Al ser quesos elaborados con leche cruda, deben cumplir los períodos mínimos de maduración que marcan los protocolos sanitarios y de las Denominaciones de Origen, por lo que los primeros quesos de temporada habitualmente llegan a inicios de febrero.
Además de obtenerse con leche reciente, la diferencia más evidente es el tiempo de curación o maduración de los quesos, ya que los quesos nuevos han estado reposando durante menos tiempo.
Por esta razón, al no estar tan curados, no tienen un sabor tan intenso. Suelen ser de textura más delicados, cremosos o mantecosos, y de sabores más lácteos.
El queso nuevo es una verdadera joya para todo amante del queso. Pero sólo se puede comprar a principios de temporada, alrededor de carnavales, y suelen durar un tiempo limitado, hasta comienzos de abril aproximadamente.
Hay quien los prefiere de mediados de temporada, cuando ya adquieren mayor fuerza. Lo que está claro es que solo se pueden disfrutar durante un tiempo breve y concreto.